Citando a un gran cerebro he querido empezar la última entrada de mi blog desde Irlanda.
Después de las citas literarias lo primero es dar las gracias, quiero dar las gracias a Dios por ser y porque me ha acogido como su hijo; quiero dar las gracias a mi familia que siempre me han apoyado y sostenido, económica y moralmente desde España ;); todos han querido venir a verme y se han esforzado al máximo para que disfrutase en Irlanda lo máximo posible, mi hermano Gabriel ha hecho lo imposible por venir, pero unas veces la salud y otras veces el trabajo, le han impedido cumplir su seseo de venir a verme. Por cierto, un abrazo para él, que es él el que está ahora en China lejos de su gente.
A mis tí@, primos y mi abuela también muchas gracias, por tenerme siempre presente, por alegrarse conmigo y preocuparse conmigo.
No puedo seguir sin hablar de Paloma. Esa mujer, igual de atenta que siempre, corresponsal de San Miguel y abogada mía, muchas gracias, ella me ha hecho presente y estoy seguro que mucha gente ha rezado por mi o ha sabido muchas cosas de mi gracias a ella. ¡Muchas gracias guapa!
Gracias también a mi gran familia, la Iglesia, que ha estado conmigo aquí y allí, es un gran misterio cómo en un lugar donde la Iglesia está tan dormida, ella misma me ha despertado y me ha puesto en disposición de vivir todas mis andanzas con todo lo que he necesitado. Gracias a Dios por todos los sacerdotes, que en la Eucaristía me han dado de comer a Cristo y en la Confesión me han dejado abrazarme a él.
Gracias a los Skoria (uuueeeeeeeeeee), a toda la gente de mi parroquia y a todos los que, aunque yo no lo sepa, habéis rezado por mi y he estado en sus corazones, como siempre, puede que digáis, pero hasta ahora no he sido consciente de la importancia y el valor que eso tiene el mi vida concreta.
Gracias a las 133 personas que han entrado en este blog hasta ahora, gracias por vuestras 870 visitas que me han hecho ver que no estoy nada sólo.
Ahora les toca a los de aquí, que serán los de allá mañana. Gracias a la familia Staunton por haberme tratado como a uno más de sus hijos, me han buscado un coche, el seguro y me han cuidado dándome lo que he necesitado y querido; también me han hecho trabajar lijando, cogiendo piedras, en la turba y cortando el césped, pero todo con mucha caridad, la misma caridad que practican con sus hijos. Son para mi un modelo de familia a seguir.
Muchas gracias
Nos vemos en Madrid
aDios
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¡Jo Pedro!
ResponderEliminar¡Qué bonito! me ha emocionado. Sigo rezando por tí, querido amigo, cada día.
PAX!